TOMADO DE:
FARÍAS-VAN ROSMALEN, CONSUELO, ANATOMÍA DE UNA MENTE VISIONARIA OBSESIONADA
POR EL PRESENTE: REM KOOLHAAS, TESIS DOCTORAL, EDIC. LIMITADA, UNAM, 2003,
MÉXICO, 756 PP.
JUNKSPACE.
‘Aeropuerto Logan: una ascensión de clase mundial para el siglo XXI’
(Cartelera de fines del siglo XX)
Introducción
Si el space-junk [desecho espacial] es el residuo que ensucia el universo, el junk-space [espacio de
desecho o basura] es el residuo que la raza humana deja en el planeta. Lo construido (más acerca de
esto más adelante) producto de la modernización no es arquitectura moderna sino espacio
Junkspace. El Junkspace es lo que queda después de que la modernización ha corrido su curso o, más
precisamente, lo que se coagula mientras la modernización toma lugar, su lluvia radioactiva. La
1996. De las heterotopías veinte años después: Junkspace. Consuelo Farías-532 van Rosmalen.
modernización tiene un programa racional: compartir las bendiciones de la ciencia, universalmente. El
Junkspace es su apoteosis, o su disolución... aunque sus partes individuales son el resultado de
invenciones brillantes, hiper-técnica, lúcidamente planeada por la inteligencia humana, imaginación y
computación infinita, su suma significa el fin del Siglo de las Luces, su resurrección como farsa, un
purgatorio de bajo grado... El Junkspace es la suma total de nuestra arquitectura actual; nosotros hemos
construido tanto como en toda la historia previa junta, pero difícilmente registramos las mismas escalas.
El Junkspace es el producto del encuentro entre escalera eléctrica y aire acondicionado,
concebido en una incubadora de sheetrock; (tres términos que faltan en los libros de historia). El
Junkspace es el cuerpo doble de espacio, un territorio de ambición malograda, expectación limitada,
honestidad reducida. El Junkspace es un Triángulo de las Bermudas de conceptos, una caja de Petri
abandonada: reduce la inmunidad, cancela las distinciones, socava la resolución, prefiere la intención a la
realización. Sustituye la acumulación por la jerarquía, la adición por la composición. Más y más
es más. El Junkspace está sobre maduro y desnutrido al mismo tiempo, una cobija colosal de seguridad
que cubre la tierra, la suma de todas las decisiones no tomadas, los asuntos no enfrentados, las
selecciones no hechas, las prioridades dejadas indefinidas, las contradicciones perpetuadas, los
compromisos aceptados, la corrupción tolerada... El Junkspace es como estar condenado a un Jacuzzi
perpetuo con millones de nuestros mejores amigos...
Un confuso imperio de manchas, funde lo público y lo privado, lo derecho y lo torcido, lo hinchado y lo
hambriento, lo alto y lo bajo para ofrecer un trabajo de parches sin costuras aparentes de lo
permanentemente dislocado. Aparentemente una apoteosis, espacialmente grandiosa, cuyo efecto de
riqueza es una falsedad terminal, una parodia viciosa que sistemáticamente erosiona la credibilidad de la
arquitectura, posiblemente para siempre...
Está bien, hablemos entonces acerca del espacio. La belleza de los aeropuertos, especialmente después
de cada ascensión. El esplendor de las renovaciones. La variedad de los centros comerciales. Vamos a
explorar el Espacio Público, a descubrir Casinos, a investigar Parques Temáticos. Nuestra preocupación
por la gente ha hecho invisible a la arquitectura de la gente. Fue un error inventar la arquitectura
moderna para el siglo XX; la arquitectura desapareció en el siglo XX; hemos estado leyendo una
nota al pie bajo el lente del microscopio esperando que se convierta en una novela. El Junkspace parece
una aberración, pero es esencia, lo principal. El Junkspace se ve como si un huracán hubiera rearreglado
una condición previamente ordenada, pero esa impresión es engañosa –nunca fue coherente y nunca
aspiró a serlo. Cuando pensamos acerca del espacio, solamente hemos mirado sus
contenedores. Toda la teoría para la producción del espacio está basada en una preocupación
obsesiva con su opuesto, la sustancia, esto es la arquitectura. La continuidad es la esencia del
Junkspace; explota cualquier invención que permita expansión, enlista cualquier dispositivo que promueva
la desorientación, (espejo, pulimento, eco), despliega una infraestructura sin costuras: escalera eléctrica,
rociadera, cierre de fuego, cortina de aire caliente, aire acondicionado... El Junkspace está sellado,
mantenido junto no por la estructura, sino por la piel, como una burbuja. La gravedad ha permanecido
constante, resistida por el mismo arsenal desde el comienzo del tiempo; pero el aire acondicionado -
medio invisible, por tanto registrado- ha verdaderamente revolucionado a la arquitectura del siglo XX. El
aire acondicionado ha lanzado el edificio sin fin. Si la arquitectura es lo que separa a los edificios; el aire
acondicionado es lo que los une. El aire acondicionado ha dictado regímenes mutantes de
organización y coexistencia que la arquitectura ya no puede alcanzar. Como en la Edad Media;
un solo centro comercial es ahora el trabajo de generaciones; el aire acondicionado hace o deshace
nuestras catedrales. Porque cuesta dinero, ya no es más gratuito, el espacio acondicionado se vuelve
inevitablemente espacio condicional; tarde o temprano todo el espacio condicional se vuelve Junkspace. El
Junkspace es siempre interior, tan extenso que raramente se perciben los límites; el espacio fue creado
por apilamiento de materia sobre materia, cementada para formar un nuevo todo. El Junkspace es
aditivo, en capas y de peso ligero, descuartizado de la misma manera que el cuerpo de un animal muerto
es descuartizado por los depredadores –trozos separados de una condición universal. Las paredes han
dejado de existir, sólo las particiones subdividen ahora, membranas resplandecientes frecuentemente
cubiertas en oro. La estructura gime invisible bajo la decoración, o peor, es decoración: pequeños marcos
brillantes que soportan carga nominal...
El Junkspace es un dominio de geometría fingida, simulada. Aunque estrictamente no arquitectónica,
tiende hacia lo abovedado, hacia la Cúpula. Las secciones parecen estar dedicadas a inercias absolutas,
otras francamente confiadas a la articulación: lo más inservible junto a lo más histérico. Los Temas lanzan
una sombra de desarrollo cautivo sobre los interiores, tan grande como el Panteón, procreando
abundancia de partos muertos en cada esquina. La estética es Bizantina: astillada en miles de
fragmentos: todos visibles al mismo tiempo, un mareado populismo panóptico. El neón significa tanto lo
nuevo como lo viejo. Regresivo y Futurista, los interiores se refieren a la Piedra -y la Era Espacial al
mismo tiempo. Como el virus inactivo en la inoculación, la arquitectura moderna permanece esencial,
pero sólo su desempeño más inútil; el Hi-Tech ha sido revivido para celebrar el Milenio; parecía tan
muerto tan sólo hace una década. Está basado en el avance de lo que generaciones previas mantuvieron
oculto. Formas de moluscos con pieles tensamente estiradas, escaleras de emergencia suspendidas en un
trapecio unilateral, miembros artesanales soportando cuartos de planta casi industriales, acres de vidrio
colgados de telarañas de cables, sondas confiadas en el espacio para entregar laboriosamente lo que en
cualquier otro lugar sucede sin ayuda, aire gratis. La transparencia sólo revela todo en lo que no se puede
participar. Al sonido de la medianoche, todo ello puede revertirse en Gótico Taiwanés, en tres años hará
una transición suave a Contemporáneo Nigeriano. Los murales son usados para mostrar Dioses; los
módulos de Junkspace se escalonan para llevar Marcas. Los mitos pueden ser habitados, las Marcas
cuidan del aura a merced de grupos focales. El Junkspace está basado en la co-operación. No existe el
diseño sino la proliferación creativa. Las gráficas tridimensionales, emblemas transplantados de
franquicias e infraestructuras fulgurantes de luz, LED’s3, y video describen un mundo sin autor más allá
del reclamo de nadie, completamente único, totalmente impredecible, sin embargo intensamente familiar.
Regurgitación en vez de resurrección. El Junkspace muda arquitecturas como un reptil muda pieles, es el
renacer cada Lunes en la mañana. En el espacio clásico, la materialidad estaba basada en un estado final
que sólo podía ser modificado al costo cuando menos de la destrucción parcial. En el momento exacto
en que la regularidad y la repetición han sido abandonadas como represivas, los materiales
de construcción se han vuelto más y más modulares, unitarios y estandarizados, como si la
sustancia viniera pre-digitalizada, (el siguiente nivel de abstracción). El módulo se vuelve cada
vez más pequeño, hasta el punto en que se convierte en un mosaico. Con enorme dificultad -
argumento, negociación, sabotaje- la irregularidad y la unicidad son construidas de elementos idénticos.
En lugar de tratar de arrebatarle orden al caos, lo pintoresco ahora es arrebatado de lo homogeneizado.
Toda materialización es provisional: cortar, doblar, rasgar, cubrir: la construcción ha adquirido una nueva
suavidad, como de sastre... La junta ya no es problemática: momentos de transición son definidos
mediante engrapado y encintado, bandas cafés arrugadas apenas mantienen la ilusión de una superficie
no rota; verbos desconocidos en la historia arquitectónica: abrazadera, engomado, doblado, basurero,
pegamento, doble, fusible, se han vuelto indispensables. Cada elemento desempeña su función en un
aislamiento negociado. Donde alguna vez el detallado sugirió el poner juntos, tal vez para siempre,
materiales dispares, es ahora un emparejamiento transitorio, esperando ser deshecho, desatornillado, un
abrazo temporal que ninguna de sus partes constitutivas tal vez sobrevivan; ya no es más el encuentro
orquestado de diferencias, sino un estancamiento, el final abrupto de un sistema. Solamente el ciego,
leyendo estas líneas defectuosas con la punta de sus dedos, entenderá las historias del Junkspace...
Facetado como la formación de un cristal, no por naturaleza o por diseño, sino por descuido, el Junkspace
es como vidrio de colores que se ha vuelto de tres dimensiones, un amortiguamiento de color frente a las
paredes fluorescentes que generan calor adicional para elevar la temperatura del Junkspace a niveles
donde se pueden cultivar orquídeas. El Junkspace es un espacio caliente.
Hay dos clases de densidad en el Junkspace –la primera óptica, la segunda informativa. Ambas compiten.
El Junkspace siempre cambia, pero nunca evoluciona. El programa del Junkspace es una escalada
-como en el Bolero de Ravel. Asumiendo historias a diestra y siniestra, su contenido es repetitivo y
estable; se multiplican como en clonación, más de lo mismo. Las secciones deterioradas, ya no son
viables, conectadas a la carne del cuerpo principal mediante pasajes gangrenosos. El Junkspace es una
1996. De las heterotopías veinte años después: Junkspace. Consuelo Farías-534 van Rosmalen.
ur-soup 4 de aplazamiento y consumación, una nueva forma de la servidumbre de la forma sigue a
la función. Dedicado a la gratificación instantánea, el Junkspace aloja semillas de perfección futura; un
lenguaje de apología es tejido a través de su textura de euforia básica. ‘Cerrado para su futuro
entretenimiento,’ ‘disculpe nuestra apariencia,’ o carteles amarillos en miniatura de ‘disculpe’ marcando
reparaciones en marcha, o parches de humedad, anuncian cierres momentáneos de vuelta en eminente
esplendor, la seducción del mejoramiento. Todas las superficies son arqueológicas, superposición de
diferentes ‘períodos’; (¿cómo se llama al momento en que un tipo particular de alfombra de pared a pared
era común?). En teoría, cada mega estructura procrea sus propios subsistemas de partículas compatibles,
tiende a crear un universo de cohesión desenfrenada. En el Junkspace las tornas están volteadas: es sólo
subsistemas, sin concepto, partículas huérfanas en busca de un plan o patrón. Tradicionalmente, la
tipología implica demarcación, la definición de un modelo singular que excluye otras
interpretaciones. El Junkspace representa una tipología inversa de identidad promiscua,
acumulativa, menos acerca de especie que acerca de cantidad. Una tipología de lo informe es
aún una tipología, la ausencia de forma es aún forma...
Por ejemplo, la tipología de basurero, donde camiones sucesivos descargan sus cargas para formar un
montón, completo a pesar de la arbitrariedad de su contenido y de lo fundamental de su ‘incompletez’, o
aquella de la tienda –envolvente que asume diferentes formas para alojar volúmenes interiores variables.
El Junkspace puede ser ya sea absolutamente caótico o aterrorizantemente estéril y perfecto,
indeterminado y sobredeterminado al mismo tiempo. El Junkspace es como un líquido que pudo haberse
condensado en cualquier forma. Su configuración específica es tan fortuita como la geometría de los
copos de nieve. Los patrones implican repetición o ultimadamente reglas descifrables; el Junkspace
está más allá de la geometría, más allá del patrón. Porque no puede ser comprendido, el
Junkspace no puede ser recordado. Es ostentoso no obstante memorable, como una pantalla
de seguridad, su rechazo a congelarse asegura una amnesia instantánea.
Circulación
El Junkspace es frecuentemente descrito como espacio de flujos, pero ese es un nombre
inapropiado; los flujos dependen de movimientos disciplinados, cuerpos que se adhieren.
Aunque es una arquitectura de masas, cada trayectoria es estrictamente única. El Junkspace es
una telaraña sin araña.
Esta anarquía es una de las últimas maneras tangibles en las cuales podemos medir nuestra libertad. Es
un espacio de colisión, un contenedor de átomos. Está atareado, no denso. Hay una especial manera de
moverse en el Junkspace, al mismo tiempo desorientada y determinada. Es una cultura adquirida. A
veces un Junkspace entero viene despegado a través de la inconformidad de alguno de sus
miembros; un solo ciudadano de otra cultura –un campesino albano, madre portuguesa- puede
entorpecer y desestabilizar un Junkspace entero, dejando una faja invisible de obstrucción
en su despertar, una desregulación eventualmente comunicada a su extremidades más
lejanas. Cuando el movimiento se vuelve co-ordinado, se coagula: en escaleras eléctricas, salidas
cercanas, máquinas del estacionamiento, narradores automatizados.
Algunas veces, bajo coacción, los individuos son acorralados en un flujo, empujados por una única puerta
o forzados a negociar la brecha entre dos obstáculos temporales (una carreola zumbante de inválido y
una palmera): la mala voluntad manifiesta que tal encauzamiento provoca, se burla de la noción de flujo.
Los flujos en el Junkspace conducen al desastre: cuerpos muertos amontonados frente a las cerradas
salidas de emergencia de una disco, tiendas de departamentos al comienzo de las subastas, la estampida
de contingentes de fanáticos del fútbol soccer batallando: evidencia del desajuste entre los portales del
Junkspace y los medios de calibración del resto del mundo. Cada arquitectura ahora incorpora dos
condiciones: una parte permanente, la otra temporal. Secciones envejecen, otras son mejoradas. Juzgar
lo construido presumía una condición estática; el Junkspace está siempre en estado de
devenir. Digamos que un aeropuerto necesita más espacio. En el pasado se agregaban nuevas
terminales, cada una más o menos característica de su propia época, dejando a las antiguas como un
registro legible, una progresión. Desde que los pasajeros han ampliamente demostrado su infinita
maleabilidad, la idea de reconstruir sobre el lugar ha ganado uso y costumbre. Las travelators5 son
echadas en reversa. La concurrencia se vuelve indescifrable: espacios anteriores de suavidad
repentinamente se vuelven casba6-genérica, ofreciendo vistas dentro de un mundo inferior [o infernal] de
cuartos de casilleros improvisados, trabajo manual, fumar, cortes para café, verdaderos fuegos...
Pantallas de sheetrock encintada segregan dos poblaciones: una mojada, una seca, una dura, una suave,
una fría, una sobrecalentada, una masculina, una neutralizada...
Un cambio crea Nuevo espacio, el otro consume viejo espacio. El techo es una placa arrugada como los
Alpes; retículas de azulejos inestables alternan con hojas de plástico negro con monogramas,
improbablemente perforadas por retículas de candeleros de cristal... Ductos de metal son reemplazados
por textiles que permiten el paso de aire. Las aberturas de las juntas revelan vastos techos vacíos,
(¿anteriores cañones de asbestos?), vigas ásperas, ducto, cuerda, cable, aislamiento, material contra
fuego, cordón; arreglos enredados repentinamente expuestos a la luz del día, tan impuro, torturado y
complejo que existen sólo porque nunca fueron pensados. El piso es un trabajo de parches: texturas
diferentes –peluda, pesada, brillante, plástica, metálica, lodosa, luchan por dominar...
Ya no hay más suelo [tierra]. Hay demasiadas necesidades crudas para realizarse en sólo un plano. La
idea de un nivel de referencia, lo absoluto de lo horizontal, ha sido abandonada. La transparencia ha
desaparecido, reemplazada por una densa corteza de ocupación preliminar: kioscos, carretones, carreolas,
palmeras, fuentes, bares, sofás, tranvías... los corredores ya no simplemente ligan A con B, sino que se
han vuelto arcadas, ‘destino.’ Su vida inquilinaria tiende a ser corta: los vestidos más feos, los aparadores
más estancados, las flores más inexplicables. Toda perspectiva ha desaparecido, como en un bosque
lluvioso, (desapareciendo él mismo...)
Lo derecho es enrollado en configuraciones siempre más laberínticas. Solamente una especie de
coreografía modernista perversa puede explicar los giros y las vueltas, ascendentes y descendentes,
repentinas inversiones que comprenden el camino promedio desde el [check in] registro (nombre
engañoso) hasta el estacionamiento de aviones frente al hangar, en el aeropuerto promedio
contemporáneo. Debido a que nunca cuestionamos o reconstruimos lo absurdo de las trayectorias, nos
sometemos mansamente a jornadas dantescas en exceso, perfume rancio, buscador de asilo, ropa
interior, ostiones, teléfono celular, salmón ahumado... aventuras increíbles para el cerebro, el ojo, la
nariz, la lengua, la matriz, los testículos... Hubo una vez una polémica acerca de la línea recta; ahora el
ángulo de 90 grados se ha vuelto uno entre varios. De hecho, remanentes de anteriores geometrías crean
siempre nuevos estragos, ofreciendo nudos abandonados de resistencia que crean remolinos inestables
en nuevamente flujos oportunistas... ¿Quién se atrevería a reclamar la responsabilidad de esta secuencia?
La idea que la profesión alguna vez dictó, o al menos presumió predecir, sobre los movimientos de la
gente, ahora parece risible. O peor: impensable. En lugar de diseño, hay cálculo: mientras más errático el
camino, más excéntricas las lazadas, mientras más eficiente la exposición, más inevitable la transacción.
El posmodernismo añade una zona arrugada de escalfado viral que fractura y multiplica la interminable
línea frontal de despliegue, una envoltura-encogida peristáltica crucial para todo el intercambio comercial.
Las trayectorias son lanzadas como rampas, que se ponen horizontales sin advertencia, intersecan,
doblan hacia abajo, de repente emergen en un balcón sobre un gran vacío. (Inadvertidamente, siempre
se habita un sándwich. El espacio es paleado del Junkspace como si se tratara de un bloque de helado
que ha estado demasiado tiempo en el congelador: en forma de cono, esférica, la que sea...) Una
escalera eléctrica que lleva a un destino desconocido desde el repentino punto muerto donde uno había
sido lanzado por una monumental escalera de granito, de cara a una vista provisional de enyesado,
inspirado por recursos olvidables.
Grupos de toilets mutan en tiendas Disney: luego en forma que se vuelven centros de meditación:
transformaciones sucesivas se mofan del ‘plan’ de palabra. En este empate entre lo redundante y lo
inevitable, un plan realmente haría las cosas peor, llevándole a uno a una desesperación instantánea. El
plan es una pantalla de radar donde los pulsos individuales sobreviven por períodos impredecibles de
tiempo en una bacanal libre-para-todos.
Solamente los diagramas dan una versión sostenible. El Junkspace es post-existencial: hace
incierto dónde se está, oscurece a dónde se va, desmantela dónde se estuvo. ¿Quién es usted? Pensó que
podía ignorar el Junkspace. Visítelo subrepticiamente, trátelo con condescendiente desdén o gócelo en
forma vicaria. Debido a que no lo podrá entender, ha tirado las llaves... pero ahora su propia arquitectura
está infectada, se ha vuelto igualmente plana, todo incluido, continuo, torcida, ocupada...
Política
El Junkspace será nuestra tumba. La mitad de la raza humana contamina para producirlo, la otra
contamina para consumirlo. La contaminación combinada por todos los automóviles del
Tercer Mundo, motocicletas, camiones, autobuses, talleres oprimidos, palidece de
insignificancia comparada con el calor generado por el Junkspace. El Junkspace es político:
depende de la remoción central de la facultad crítica en nombre del confort y el placer. Estados
pequeños completos ahora adoptan el Junkspace como un programa político, establecen
regímenes de desorientación dirigida, instigando una política de desarreglo sistemático. No
exactamente de ‘cualquier cosa va’; de hecho el secreto del Junkspace es que es tanto promiscuo como
represivo: mientras que prolifera lo informe, lo formal languidece, y con ello todas las reglas,
reglamentaciones, recursos... el Junkspace conoce todas sus emociones, todos sus deseos. Es el interior
de la panza del Big Brother [Hermano mayor].7 Tiene el primer derecho sobre las sensaciones de la gente.
Viene con pista sonora, olor, pista de grabación; ruidosamente anuncia cómo quiere ser leído: aturdidor,
frío, enorme, abstracto, ‘mínimo’, histórico. Los residentes [prisioneros] del Junkspace forman un colectivo
de consumidores amargamente meditantes en malhumorada anticipación de su próximo gasto, un
montón de períodos refractarios atrapados en un Thousand Year Reign of Razzmatazz [Reino de Mil Años
de Alboroto]. El Junkspace pretende unir, pero en realidad astilla. Crea comunidades no de intereses
compartidos sino de asociación libre, pero de estadísticas idénticas, un mosaico de común
denominador. El ego es despojado de privacidad y misterio, cada hombre, mujer y niño individualmente
vueltos objetos de ataque, espiados, separados del resto. Los fragmentos se juntan sólo por ‘seguridad’,
donde una red de pantallas de video decepcionantemente reensambla disposiciones mágicas en un
cubismo utilitario y trivializado que revela la coherencia total del Junkspace para el destello desapasionado
de guardias someramente entrenados: video-etnografía en su forma bruta. Las superficies más brillantes
en la historia de la raza humana reflejan a la humanidad en su forma más casual. Mientras más
habitamos lo suntuoso, más nos amonestamos. Como si la Gente repentinamente entrara a los cuartos
privados del Dictador, ¿un traje riguroso como último código de etiqueta? –gobierna el acceso al
Junkspace: pantalón corto, zapato de playa, sandalia, pantalón de mezclilla, mochila, chaqueta con
capucha, traje entallado, molletón o tejido de punto.
El Junkspace es mejor cuando se goza en estado de papa moscas postrevolucionario. No hay ninguna
lealtad hacia la configuración, ni condición ‘original’, la arquitectura permanece en tanto que se ha
convertido en secuencia de video... La única certeza es la conversión -continua- seguida, en casos raros
por ‘restauración’. Ese es el proceso que reclama siempre nuevas secciones de historia como extensión
del Junkspace. Así como el Junkspace es inestable, su verdadera posesión está por siempre siendo
pasada en deslealtad paralela. A medida que su escala crece como hongos –rivaliza e incluso aventaja en
eso al Público- su economía se vuelve más inescrutable. Su financiamiento es deliberadamente
brumoso, nublando los tratos opacos, se suspende el impuesto dudoso, incentivos ‘sorprendentes’,
posesión tenue, derechos aéreos transferidos, propiedades reunidas, distritos zonales especiales,
complicidades público-privadas. El Junkspace acontece espontáneamente a través de exuberancia natural
colectiva –el juego libre del mercado- o es generado a través de acciones combinadas de Zares
temporales con grandes registros de filantropía tridimensional, sirvientes civiles (frecuentemente
anteriores izquierdistas) que optimistamente venden franjas de frente de agua [playas de mar, río, lago],
anteriores hipódromos, campos aéreos abandonados, y [check in] /o descuidadas preservaciones TM
[marca registrada] (el mantenimiento de complejos históricos que nadie quiere pero que de alguna
manera no pueden ser destruidos), a agentes de bienes raíces que acomodan cualquier déficit en un brillo
futuro. Fundado por lotería, subsidio, caridad, concesión: un flujo errático de Dólares, Euros y Yenes crea
envolventes financieras tan frágiles como sus configuraciones interiores. Debido a una escasez
estructural, una disminución fundamental –una bancarrota fructífera- cada pulgada cuadrada se vuelve
una codiciada, superficie indigente que depende de un soporte cubierto o abierto, compensación y colecta
de fondos. Para la cultura, ‘ladrillos cincelados donados’, para todo lo demás: efectivo, rentas, alquileres,
cadenas, propaganda de marcas ‘todo el espacio que quepa’. Cada atracción acumula su propia debilidad;
debido a su tenue viabilidad, el Junkspace se traga cada vez más y más programa. Pronto no
seremos capaces de hacer nada en ningún lado.
En el Junkspace la vieja aura encuentra nuevo brillo al procrear viabilidad comercial repentina... Barcelona
amalgamada con los Juegos Olímpicos, Bilbao con el Guggenheim, la Calle 42 con Disney. En lugar de
Vida pública, Espacio público TM [marca registrada]: eso que permanece una vez que se ha removido lo
impredecible. Todos los prototipos del Junkspace son urbanos –el Foro romano, Metrópolis, el
Futuro; sólo su sinergia los hace suburbanos, simultáneamente hinchados y encogidos. El espacio ya no
está relacionado con la densificación y la intensificación sino con la inflación y la deflación. El Junkspace
se expande con la economía; su huella ya no puede hacerse más chica, solamente mayor. Cuando ya no
es necesitado, es abandonado.
Para el tercer Milenio, el Junkspace asume la responsabilidad tanto para entretenimiento como para
protección, tanto para exposición como para intimidad, tanto pública como privada. El seleccionado teatro
de megalomanía, el dictatorial, ya no es político, sino de entretenimiento. A través del Junkspace, el
entretenimiento organiza regímenes herméticos que están basados en la misma noción de ‘concentración’
que nos dieron los campos de concentración.
Concentración de juego, Concentración de golf, Concentración de convenciones, Concentración de cine,
Concentración de cultura, Concentración de vacaciones.
El entretenimiento es como observar el enfriamiento de un planeta que alguna vez fue caliente: sus
invenciones mayores son antiguas; la imagen móvil, el roller coaster [montaña rusa], sonido, caricaturas,
payasos, dinosaurios, noticias, guerra. No tenemos nada que añadir, excepto estrellas, recombinamos.
El Entretenimiento-Incorporado es un imperio de entropía, forzado a atravesar los movimientos por
despiadadas leyes de Copérnico. El secreto de las estéticas incorporadas era el poder de la eliminación, la
erradicación del exceso. La abstracción como camuflaje. En la demanda popular, la Belleza Incorporada se
ha vuelto humanista, incluyente, arbitraria, poética y confortable: el agua es presionada a través de hoyos
muy pequeños, luego forzada por rigurosos aros; las derechas palmas se doblan en posiciones grotescas,
el aire cargado con oxígeno –como si sólo forzando sustancias maleables en el más rígido
comportamiento mantuviera el control, satisficiera la exigencia de exterminar la sorpresa. El color ha
desaparecido para desalentar la cacofonía resultante; unida en sedación... el Junkspace es espacio
como de vacación.
Oficina
Allí había una vez una relación entre ocio y trabajo, un dictado bíblico en apertura y cerrazón. Ahora
trabajamos más duro, clavados en un fin de semana permanente. La oficina es la siguiente frontera del
Junkspace. Ahora que se puede trabajar en el hogar, la oficina aspira a lo doméstico; debido a
que aún se necesita una vida, se simula una ciudad.
El Junkspaces destaca la oficina como el hogar urbano: un boudoir-de-juntas, intrépidas nuevas
esculturas-escritorio, íntimas luces bajas, muros divisorios monumentales, kioscos, mini-Starbucks en
plazas interiores, ‘conectado’ a los otros Junkspace de todo el mundo, reales o imaginados. El siglo XXI
traerá Junkspace ‘inteligente’: nosotros atestiguaremos la agitación y propaganda: la comitiva del CEO8 se
vuelve una ‘dirección colectiva’, el oximorón como visión. En grandes murales digitales: ofertas, CNN9 y la
Bolsa de NY, presentados en tiempo real como un curso de teoría en una Escuela para Automotores.
‘Memoria de equipo’, ‘información persistente’: fútiles barreras contra el olvido universal de lo
inmemorable. Pretendido para el interior, el Junkspace puede fácilmente engullir una ciudad
entera en forma de Espacio Público TM. Primero, se escapa de sus contenedores -lo efímero que
necesitaba la protección de casa tibia emergiendo con una robustez sorprendente- entonces el afuera
mismo es convertido: el peligro eliminado, la calle pavimentada más lujosamente, el tráfico calmado.
Entonces el Junkspace se esparce, consumiendo la naturaleza como un incendio boscoso en LA [Los
Ángeles]... El Junkspace no pretende crear perfección, solamente interés. Voltea lo existente –
cualquier cosa comprometida- en su ventaja, un pintoresco nuevo, incluso un nuevo Gótico,
generado por colisiones entre objetos inmutables y energías arquitectónicas incipiente,
híbridos del olvido y del recuerdo. Sus geometrías son inimaginables, sólo factibles. Un nuevo vegetal
está acorralado por su eficiencia temática. La excursión del Junkspace ha habilitado la profesionalización
de la desnaturalización, un ecofascismo benigno que posiciona un raro tigre siberiano superviviente en un
bosque de máquinas tragamonedas, cerca de Versace. Aire, agua, madera: todo es realzado para producir
una Hiperecología santurrona invocada para regreso máximo. ‘Bosque de lluvia’ o: Walden10 como farsa.
Afuera entre los casinos, las fuentes proyectan edificios enteros estalinistas de líquido, eyaculados en una
fracción de segundo, cerniéndose momentáneamente, entonces retirados con una habilidad amnésica que
incluso el Junkspace no puede aún igualar. ¿Puede amplificarse lo blando? ¿Puede exagerarse la falta de
rasgos?
Aeropuerto
¿A través de altura? ¿Profundidad? ¿Largo? ¿Variación? ¿Repetición? Algunas veces no la sobrecarga sino
al contrario, una absoluta ausencia de detalle, genera al Junkspace. Una condición vaciada de
aterrorizante escasez, prueba impactante de que demasiado puede ser organizado por tan poco. Los
aeropuertos, alojamiento provisional para aquellos yendo a otros lugares, habitado por reuniones unidas
sólo por la eminencia de su disolución, se han convertido en un plato de consumo, democráticamente
distribuidos a través del globo para dar a cada ciudadano una igual oportunidad de admisión (de volverse
residentes)... Complejos enteros están compuestos de tres elementos solamente, repetidos hasta el
infinito, nada más: un tipo de viga, un tipo de ladrillo, un tipo de azulejo, todos pintados en el mismo
color -¿Es trullo [lagar]? ¿Óxido? ¿Tabaco? - Sus simetrías infladas más allá de cualquier esperanza de
reconocimiento. Por ejemplo el DFW (Aeropuerto de Dallas Forth Worth): en una salida licenciosa de lo
derecho, la interminable curva de sus terminales fuerza a sus usuarios a desempeñar la teoría de la
relatividad en busca de la puerta. Su disminución es el aparentemente inofensivo comienzo de una
jornada al centro de una no mitigada nada, más allá de la animación de Pizza Hut, Dairy Queen... ¿Donde
la cultura era más delgada, será la primera en salir corriendo? ¿Es la vacuidad regional? ¿Los espacios
ampliamente abiertos demandan Junkspace ampliamente abierto? Cinturón de sol [parte sur y suroeste
de Estados Unidos]: enormes poblaciones donde nada había: motivos Indios tejidos en alfombras de
pared a pared en PHX [Phoenix]. Arte Público distribuido a través de LAS [Estado de Los Ángeles]: sólo lo
que está muerto puede ser resucitado. La muerte puede ser causada por exceso o escasez de esterilidad;
ambas condiciones suceden en el Junkspace (frecuentemente al mismo tiempo). Lo mínimo es el
ornamento último, el crimen más hipócrita, el Barroco contemporáneo. Este no significa belleza, sino
culpa. Su sinceridad demostrativa conduce culturas completas a los brazos abiertos de lo antinatural del
campo y el kitsch. Aparentemente un alivio de la constante arremetida sensorial, lo mínimo es máximo en
aburrición, una represión clandestina del lujo: mientras más estrictas las líneas, más irresistibles las
seducciones, su papel no es aproximarse a lo sublime, sino minimizar la vergüenza de la consumación,
drenar la turbación, disminuir lo superior. Lo mínimo ahora existe en un estado de co-dependencia
parasitaria con sobredosis: tener y no tener, poseer y anhelar, finalmente derrumbado [el colapso] en una
sola emoción. El Junkspace es como una matriz que organiza la transición de cantidades interminables de
lo Real –piedras, árboles, bienes, luz diurna, gente- en lo virtual.
Plástico
La constante amenaza de la virtualidad en el Junkspace ya no es servida por el ‘plástico’, formica, o vinil,
materiales que sólo ‘abaratan’; montañas enteras son desmanteladas para proveer cada vez más grandes
cantidades de autenticidad, suspendida en soportes precarios, pulidos hasta un estado cegador de
relumbrón, que hace el pretendido realismo instantáneamente elusivo. La piedra sólo viene en carne,
amarillo claro, verde jabonoso, los mismos colores de los plásticos comunistas de los años cincuenta: la
madera toda es pálida: tal vez los orígenes del Junkspace van hacia atrás tan lejos como los primeros
kindergartens...
El color en el mundo real se ve cada vez más irreal, drenado. El color en el espacio virtual es luminoso,
por tanto irresistible. La presentación promedio de Power Point despliega repentinas explosiones de
exuberancia india que el Junkspace ha sido el primero en traducir a la realidad TM, una simulación del
vigor virtual. La ya considerable vastedad del Junkspace es extendida al infinito en el espacio virtual.
Conceptualmente, cada monitor, cada pantalla de TV es un substituto de una ventana; la vida real está
adentro, el ciberespacio se ha vuelto el gran exterior...
1 OMA@work.a+u Architecture and Urbanism: May 2000 Special Issue. Pp. 16-24). Semejante al ensayo que aparece en Harvard
Design School Guide to Shopping, editado por Chihua Judy Chung, Jeffrey Inaba, Rem Koolhaas, Sze Tsung Leong, Taschen GmbH,
Colonia, 2001. Traducción Consuelo Farías-van Rosmalen.
2 Koolhaas, Rem, manuscrito no publicado, Architectural Association School, 1969 [Cuando Koolhaas aún era estudiante]. Como está
citado en: Koolhaas, Rem, Stefano Boeri, Sanford Kwinter, Nadia Tazi y H. Ulrich Obrist, Mutaciones, Edit. ACTAR, sin año, P. 461.
3 LED: (light emission diode) luces de señalización. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).
4 Ur-soup: Juego de evolución donde uno juega (cultiva) sus amibas buenas y otro sus amibas malas buscando cada uno la forma
de reproducir las suyas para que al estar en número mayoritario destruyan a las amibas del contrincante o del otro jugador.
Koolhaas lo aplica al cultivo de la mezcolanza de modas arquitectónicas. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).
5 Travelators: bandas móviles para transportar gente. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).
6 Casba: antiguo barrio y alcazaba musulmana. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).
7 Big Brother: personaje del libro Nineteen Eighty Four de George Orwell. En la historia, Big Brother es la cabeza del estado y
aunque no se le ve en persona hay fotos de él en todas partes con el mensaje “Big Brother te observa”, la expresión es usada ahora
para describir al líder de una organización o un gobierno que tiene completo poder, no permite libertad, y mantiene una cercana
observancia en las actividades de la gente. Orwell, George, 1984, The New American Library, a Signet Classic, 26ª edición, (1a
edición en inglés 1949), Nueva York, 1962. (Nota y traducción de Consuelo Farías-van Rosmalen).
8 Chief Executive Officer: persona a cargo de una gran compañía. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).
9 Cable News Network: estación de cable televisión norteamericana que sólo transmite noticias.
10 Walden, or the Life in the Woods, libro de Henry David Thoreau, llamado así por la laguna en Massachussets, E.U.A. cerca de la
cual vivió. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).