domingo, 8 de noviembre de 2009

Junkspace

TOMADO DE:

FARÍAS-VAN ROSMALEN, CONSUELO, ANATOMÍA DE UNA MENTE VISIONARIA OBSESIONADA

POR EL PRESENTE: REM KOOLHAAS, TESIS DOCTORAL, EDIC. LIMITADA, UNAM, 2003,

MÉXICO, 756 PP.



JUNKSPACE.


‘Aeropuerto Logan: una ascensión de clase mundial para el siglo XXI’

(Cartelera de fines del siglo XX)


Introducción


Si el space-junk [desecho espacial] es el residuo que ensucia el universo, el junk-space [espacio de

desecho o basura] es el residuo que la raza humana deja en el planeta. Lo construido (más acerca de

esto más adelante) producto de la modernización no es arquitectura moderna sino espacio

Junkspace. El Junkspace es lo que queda después de que la modernización ha corrido su curso o, más

precisamente, lo que se coagula mientras la modernización toma lugar, su lluvia radioactiva. La

1996. De las heterotopías veinte años después: Junkspace. Consuelo Farías-532 van Rosmalen.

modernización tiene un programa racional: compartir las bendiciones de la ciencia, universalmente. El

Junkspace es su apoteosis, o su disolución... aunque sus partes individuales son el resultado de

invenciones brillantes, hiper-técnica, lúcidamente planeada por la inteligencia humana, imaginación y

computación infinita, su suma significa el fin del Siglo de las Luces, su resurrección como farsa, un

purgatorio de bajo grado... El Junkspace es la suma total de nuestra arquitectura actual; nosotros hemos

construido tanto como en toda la historia previa junta, pero difícilmente registramos las mismas escalas.

El Junkspace es el producto del encuentro entre escalera eléctrica y aire acondicionado,

concebido en una incubadora de sheetrock; (tres términos que faltan en los libros de historia). El

Junkspace es el cuerpo doble de espacio, un territorio de ambición malograda, expectación limitada,

honestidad reducida. El Junkspace es un Triángulo de las Bermudas de conceptos, una caja de Petri

abandonada: reduce la inmunidad, cancela las distinciones, socava la resolución, prefiere la intención a la

realización. Sustituye la acumulación por la jerarquía, la adición por la composición. Más y más

es más. El Junkspace está sobre maduro y desnutrido al mismo tiempo, una cobija colosal de seguridad

que cubre la tierra, la suma de todas las decisiones no tomadas, los asuntos no enfrentados, las

selecciones no hechas, las prioridades dejadas indefinidas, las contradicciones perpetuadas, los

compromisos aceptados, la corrupción tolerada... El Junkspace es como estar condenado a un Jacuzzi

perpetuo con millones de nuestros mejores amigos...


Un confuso imperio de manchas, funde lo público y lo privado, lo derecho y lo torcido, lo hinchado y lo

hambriento, lo alto y lo bajo para ofrecer un trabajo de parches sin costuras aparentes de lo

permanentemente dislocado. Aparentemente una apoteosis, espacialmente grandiosa, cuyo efecto de

riqueza es una falsedad terminal, una parodia viciosa que sistemáticamente erosiona la credibilidad de la

arquitectura, posiblemente para siempre...


Está bien, hablemos entonces acerca del espacio. La belleza de los aeropuertos, especialmente después

de cada ascensión. El esplendor de las renovaciones. La variedad de los centros comerciales. Vamos a

explorar el Espacio Público, a descubrir Casinos, a investigar Parques Temáticos. Nuestra preocupación

por la gente ha hecho invisible a la arquitectura de la gente. Fue un error inventar la arquitectura

moderna para el siglo XX; la arquitectura desapareció en el siglo XX; hemos estado leyendo una

nota al pie bajo el lente del microscopio esperando que se convierta en una novela. El Junkspace parece

una aberración, pero es esencia, lo principal. El Junkspace se ve como si un huracán hubiera rearreglado

una condición previamente ordenada, pero esa impresión es engañosa –nunca fue coherente y nunca

aspiró a serlo. Cuando pensamos acerca del espacio, solamente hemos mirado sus

contenedores. Toda la teoría para la producción del espacio está basada en una preocupación

obsesiva con su opuesto, la sustancia, esto es la arquitectura. La continuidad es la esencia del

Junkspace; explota cualquier invención que permita expansión, enlista cualquier dispositivo que promueva

la desorientación, (espejo, pulimento, eco), despliega una infraestructura sin costuras: escalera eléctrica,

rociadera, cierre de fuego, cortina de aire caliente, aire acondicionado... El Junkspace está sellado,

mantenido junto no por la estructura, sino por la piel, como una burbuja. La gravedad ha permanecido

constante, resistida por el mismo arsenal desde el comienzo del tiempo; pero el aire acondicionado -

medio invisible, por tanto registrado- ha verdaderamente revolucionado a la arquitectura del siglo XX. El

aire acondicionado ha lanzado el edificio sin fin. Si la arquitectura es lo que separa a los edificios; el aire

acondicionado es lo que los une. El aire acondicionado ha dictado regímenes mutantes de

organización y coexistencia que la arquitectura ya no puede alcanzar. Como en la Edad Media;

un solo centro comercial es ahora el trabajo de generaciones; el aire acondicionado hace o deshace

nuestras catedrales. Porque cuesta dinero, ya no es más gratuito, el espacio acondicionado se vuelve

inevitablemente espacio condicional; tarde o temprano todo el espacio condicional se vuelve Junkspace. El

Junkspace es siempre interior, tan extenso que raramente se perciben los límites; el espacio fue creado

por apilamiento de materia sobre materia, cementada para formar un nuevo todo. El Junkspace es

aditivo, en capas y de peso ligero, descuartizado de la misma manera que el cuerpo de un animal muerto

es descuartizado por los depredadores –trozos separados de una condición universal. Las paredes han

dejado de existir, sólo las particiones subdividen ahora, membranas resplandecientes frecuentemente

cubiertas en oro. La estructura gime invisible bajo la decoración, o peor, es decoración: pequeños marcos

brillantes que soportan carga nominal...


El Junkspace es un dominio de geometría fingida, simulada. Aunque estrictamente no arquitectónica,

tiende hacia lo abovedado, hacia la Cúpula. Las secciones parecen estar dedicadas a inercias absolutas,

otras francamente confiadas a la articulación: lo más inservible junto a lo más histérico. Los Temas lanzan

una sombra de desarrollo cautivo sobre los interiores, tan grande como el Panteón, procreando

abundancia de partos muertos en cada esquina. La estética es Bizantina: astillada en miles de

fragmentos: todos visibles al mismo tiempo, un mareado populismo panóptico. El neón significa tanto lo

nuevo como lo viejo. Regresivo y Futurista, los interiores se refieren a la Piedra -y la Era Espacial al

mismo tiempo. Como el virus inactivo en la inoculación, la arquitectura moderna permanece esencial,

pero sólo su desempeño más inútil; el Hi-Tech ha sido revivido para celebrar el Milenio; parecía tan

muerto tan sólo hace una década. Está basado en el avance de lo que generaciones previas mantuvieron

oculto. Formas de moluscos con pieles tensamente estiradas, escaleras de emergencia suspendidas en un

trapecio unilateral, miembros artesanales soportando cuartos de planta casi industriales, acres de vidrio

colgados de telarañas de cables, sondas confiadas en el espacio para entregar laboriosamente lo que en

cualquier otro lugar sucede sin ayuda, aire gratis. La transparencia sólo revela todo en lo que no se puede

participar. Al sonido de la medianoche, todo ello puede revertirse en Gótico Taiwanés, en tres años hará

una transición suave a Contemporáneo Nigeriano. Los murales son usados para mostrar Dioses; los

módulos de Junkspace se escalonan para llevar Marcas. Los mitos pueden ser habitados, las Marcas

cuidan del aura a merced de grupos focales. El Junkspace está basado en la co-operación. No existe el

diseño sino la proliferación creativa. Las gráficas tridimensionales, emblemas transplantados de

franquicias e infraestructuras fulgurantes de luz, LED’s3, y video describen un mundo sin autor más allá

del reclamo de nadie, completamente único, totalmente impredecible, sin embargo intensamente familiar.

Regurgitación en vez de resurrección. El Junkspace muda arquitecturas como un reptil muda pieles, es el

renacer cada Lunes en la mañana. En el espacio clásico, la materialidad estaba basada en un estado final

que sólo podía ser modificado al costo cuando menos de la destrucción parcial. En el momento exacto

en que la regularidad y la repetición han sido abandonadas como represivas, los materiales

de construcción se han vuelto más y más modulares, unitarios y estandarizados, como si la

sustancia viniera pre-digitalizada, (el siguiente nivel de abstracción). El módulo se vuelve cada

vez más pequeño, hasta el punto en que se convierte en un mosaico. Con enorme dificultad -

argumento, negociación, sabotaje- la irregularidad y la unicidad son construidas de elementos idénticos.

En lugar de tratar de arrebatarle orden al caos, lo pintoresco ahora es arrebatado de lo homogeneizado.

Toda materialización es provisional: cortar, doblar, rasgar, cubrir: la construcción ha adquirido una nueva

suavidad, como de sastre... La junta ya no es problemática: momentos de transición son definidos

mediante engrapado y encintado, bandas cafés arrugadas apenas mantienen la ilusión de una superficie

no rota; verbos desconocidos en la historia arquitectónica: abrazadera, engomado, doblado, basurero,

pegamento, doble, fusible, se han vuelto indispensables. Cada elemento desempeña su función en un

aislamiento negociado. Donde alguna vez el detallado sugirió el poner juntos, tal vez para siempre,

materiales dispares, es ahora un emparejamiento transitorio, esperando ser deshecho, desatornillado, un

abrazo temporal que ninguna de sus partes constitutivas tal vez sobrevivan; ya no es más el encuentro

orquestado de diferencias, sino un estancamiento, el final abrupto de un sistema. Solamente el ciego,

leyendo estas líneas defectuosas con la punta de sus dedos, entenderá las historias del Junkspace...

Facetado como la formación de un cristal, no por naturaleza o por diseño, sino por descuido, el Junkspace

es como vidrio de colores que se ha vuelto de tres dimensiones, un amortiguamiento de color frente a las

paredes fluorescentes que generan calor adicional para elevar la temperatura del Junkspace a niveles

donde se pueden cultivar orquídeas. El Junkspace es un espacio caliente.


Hay dos clases de densidad en el Junkspace –la primera óptica, la segunda informativa. Ambas compiten.

El Junkspace siempre cambia, pero nunca evoluciona. El programa del Junkspace es una escalada

-como en el Bolero de Ravel. Asumiendo historias a diestra y siniestra, su contenido es repetitivo y

estable; se multiplican como en clonación, más de lo mismo. Las secciones deterioradas, ya no son

viables, conectadas a la carne del cuerpo principal mediante pasajes gangrenosos. El Junkspace es una

1996. De las heterotopías veinte años después: Junkspace. Consuelo Farías-534 van Rosmalen.

ur-soup 4 de aplazamiento y consumación, una nueva forma de la servidumbre de la forma sigue a

la función. Dedicado a la gratificación instantánea, el Junkspace aloja semillas de perfección futura; un

lenguaje de apología es tejido a través de su textura de euforia básica. ‘Cerrado para su futuro

entretenimiento,’ ‘disculpe nuestra apariencia,’ o carteles amarillos en miniatura de ‘disculpe’ marcando

reparaciones en marcha, o parches de humedad, anuncian cierres momentáneos de vuelta en eminente

esplendor, la seducción del mejoramiento. Todas las superficies son arqueológicas, superposición de

diferentes ‘períodos’; (¿cómo se llama al momento en que un tipo particular de alfombra de pared a pared

era común?). En teoría, cada mega estructura procrea sus propios subsistemas de partículas compatibles,

tiende a crear un universo de cohesión desenfrenada. En el Junkspace las tornas están volteadas: es sólo

subsistemas, sin concepto, partículas huérfanas en busca de un plan o patrón. Tradicionalmente, la

tipología implica demarcación, la definición de un modelo singular que excluye otras

interpretaciones. El Junkspace representa una tipología inversa de identidad promiscua,

acumulativa, menos acerca de especie que acerca de cantidad. Una tipología de lo informe es

aún una tipología, la ausencia de forma es aún forma...


Por ejemplo, la tipología de basurero, donde camiones sucesivos descargan sus cargas para formar un

montón, completo a pesar de la arbitrariedad de su contenido y de lo fundamental de su ‘incompletez’, o

aquella de la tienda –envolvente que asume diferentes formas para alojar volúmenes interiores variables.

El Junkspace puede ser ya sea absolutamente caótico o aterrorizantemente estéril y perfecto,

indeterminado y sobredeterminado al mismo tiempo. El Junkspace es como un líquido que pudo haberse

condensado en cualquier forma. Su configuración específica es tan fortuita como la geometría de los

copos de nieve. Los patrones implican repetición o ultimadamente reglas descifrables; el Junkspace

está más allá de la geometría, más allá del patrón. Porque no puede ser comprendido, el

Junkspace no puede ser recordado. Es ostentoso no obstante memorable, como una pantalla

de seguridad, su rechazo a congelarse asegura una amnesia instantánea.



Circulación


El Junkspace es frecuentemente descrito como espacio de flujos, pero ese es un nombre

inapropiado; los flujos dependen de movimientos disciplinados, cuerpos que se adhieren.

Aunque es una arquitectura de masas, cada trayectoria es estrictamente única. El Junkspace es

una telaraña sin araña.


Esta anarquía es una de las últimas maneras tangibles en las cuales podemos medir nuestra libertad. Es

un espacio de colisión, un contenedor de átomos. Está atareado, no denso. Hay una especial manera de

moverse en el Junkspace, al mismo tiempo desorientada y determinada. Es una cultura adquirida. A

veces un Junkspace entero viene despegado a través de la inconformidad de alguno de sus

miembros; un solo ciudadano de otra cultura –un campesino albano, madre portuguesa- puede

entorpecer y desestabilizar un Junkspace entero, dejando una faja invisible de obstrucción

en su despertar, una desregulación eventualmente comunicada a su extremidades más

lejanas. Cuando el movimiento se vuelve co-ordinado, se coagula: en escaleras eléctricas, salidas

cercanas, máquinas del estacionamiento, narradores automatizados.


Algunas veces, bajo coacción, los individuos son acorralados en un flujo, empujados por una única puerta

o forzados a negociar la brecha entre dos obstáculos temporales (una carreola zumbante de inválido y

una palmera): la mala voluntad manifiesta que tal encauzamiento provoca, se burla de la noción de flujo.

Los flujos en el Junkspace conducen al desastre: cuerpos muertos amontonados frente a las cerradas

salidas de emergencia de una disco, tiendas de departamentos al comienzo de las subastas, la estampida

de contingentes de fanáticos del fútbol soccer batallando: evidencia del desajuste entre los portales del

Junkspace y los medios de calibración del resto del mundo. Cada arquitectura ahora incorpora dos

condiciones: una parte permanente, la otra temporal. Secciones envejecen, otras son mejoradas. Juzgar

lo construido presumía una condición estática; el Junkspace está siempre en estado de

devenir. Digamos que un aeropuerto necesita más espacio. En el pasado se agregaban nuevas

terminales, cada una más o menos característica de su propia época, dejando a las antiguas como un

registro legible, una progresión. Desde que los pasajeros han ampliamente demostrado su infinita

maleabilidad, la idea de reconstruir sobre el lugar ha ganado uso y costumbre. Las travelators5 son

echadas en reversa. La concurrencia se vuelve indescifrable: espacios anteriores de suavidad

repentinamente se vuelven casba6-genérica, ofreciendo vistas dentro de un mundo inferior [o infernal] de

cuartos de casilleros improvisados, trabajo manual, fumar, cortes para café, verdaderos fuegos...

Pantallas de sheetrock encintada segregan dos poblaciones: una mojada, una seca, una dura, una suave,

una fría, una sobrecalentada, una masculina, una neutralizada...


Un cambio crea Nuevo espacio, el otro consume viejo espacio. El techo es una placa arrugada como los

Alpes; retículas de azulejos inestables alternan con hojas de plástico negro con monogramas,

improbablemente perforadas por retículas de candeleros de cristal... Ductos de metal son reemplazados

por textiles que permiten el paso de aire. Las aberturas de las juntas revelan vastos techos vacíos,

(¿anteriores cañones de asbestos?), vigas ásperas, ducto, cuerda, cable, aislamiento, material contra

fuego, cordón; arreglos enredados repentinamente expuestos a la luz del día, tan impuro, torturado y

complejo que existen sólo porque nunca fueron pensados. El piso es un trabajo de parches: texturas

diferentes –peluda, pesada, brillante, plástica, metálica, lodosa, luchan por dominar...

Ya no hay más suelo [tierra]. Hay demasiadas necesidades crudas para realizarse en sólo un plano. La

idea de un nivel de referencia, lo absoluto de lo horizontal, ha sido abandonada. La transparencia ha

desaparecido, reemplazada por una densa corteza de ocupación preliminar: kioscos, carretones, carreolas,

palmeras, fuentes, bares, sofás, tranvías... los corredores ya no simplemente ligan A con B, sino que se

han vuelto arcadas, ‘destino.’ Su vida inquilinaria tiende a ser corta: los vestidos más feos, los aparadores

más estancados, las flores más inexplicables. Toda perspectiva ha desaparecido, como en un bosque

lluvioso, (desapareciendo él mismo...)


Lo derecho es enrollado en configuraciones siempre más laberínticas. Solamente una especie de

coreografía modernista perversa puede explicar los giros y las vueltas, ascendentes y descendentes,

repentinas inversiones que comprenden el camino promedio desde el [check in] registro (nombre

engañoso) hasta el estacionamiento de aviones frente al hangar, en el aeropuerto promedio

contemporáneo. Debido a que nunca cuestionamos o reconstruimos lo absurdo de las trayectorias, nos

sometemos mansamente a jornadas dantescas en exceso, perfume rancio, buscador de asilo, ropa

interior, ostiones, teléfono celular, salmón ahumado... aventuras increíbles para el cerebro, el ojo, la

nariz, la lengua, la matriz, los testículos... Hubo una vez una polémica acerca de la línea recta; ahora el

ángulo de 90 grados se ha vuelto uno entre varios. De hecho, remanentes de anteriores geometrías crean

siempre nuevos estragos, ofreciendo nudos abandonados de resistencia que crean remolinos inestables

en nuevamente flujos oportunistas... ¿Quién se atrevería a reclamar la responsabilidad de esta secuencia?

La idea que la profesión alguna vez dictó, o al menos presumió predecir, sobre los movimientos de la

gente, ahora parece risible. O peor: impensable. En lugar de diseño, hay cálculo: mientras más errático el

camino, más excéntricas las lazadas, mientras más eficiente la exposición, más inevitable la transacción.

El posmodernismo añade una zona arrugada de escalfado viral que fractura y multiplica la interminable

línea frontal de despliegue, una envoltura-encogida peristáltica crucial para todo el intercambio comercial.

Las trayectorias son lanzadas como rampas, que se ponen horizontales sin advertencia, intersecan,

doblan hacia abajo, de repente emergen en un balcón sobre un gran vacío. (Inadvertidamente, siempre

se habita un sándwich. El espacio es paleado del Junkspace como si se tratara de un bloque de helado

que ha estado demasiado tiempo en el congelador: en forma de cono, esférica, la que sea...) Una

escalera eléctrica que lleva a un destino desconocido desde el repentino punto muerto donde uno había

sido lanzado por una monumental escalera de granito, de cara a una vista provisional de enyesado,

inspirado por recursos olvidables.


Grupos de toilets mutan en tiendas Disney: luego en forma que se vuelven centros de meditación:

transformaciones sucesivas se mofan del ‘plan’ de palabra. En este empate entre lo redundante y lo

inevitable, un plan realmente haría las cosas peor, llevándole a uno a una desesperación instantánea. El

plan es una pantalla de radar donde los pulsos individuales sobreviven por períodos impredecibles de

tiempo en una bacanal libre-para-todos.


Solamente los diagramas dan una versión sostenible. El Junkspace es post-existencial: hace

incierto dónde se está, oscurece a dónde se va, desmantela dónde se estuvo. ¿Quién es usted? Pensó que

podía ignorar el Junkspace. Visítelo subrepticiamente, trátelo con condescendiente desdén o gócelo en

forma vicaria. Debido a que no lo podrá entender, ha tirado las llaves... pero ahora su propia arquitectura

está infectada, se ha vuelto igualmente plana, todo incluido, continuo, torcida, ocupada...



Política


El Junkspace será nuestra tumba. La mitad de la raza humana contamina para producirlo, la otra

contamina para consumirlo. La contaminación combinada por todos los automóviles del

Tercer Mundo, motocicletas, camiones, autobuses, talleres oprimidos, palidece de

insignificancia comparada con el calor generado por el Junkspace. El Junkspace es político:

depende de la remoción central de la facultad crítica en nombre del confort y el placer. Estados

pequeños completos ahora adoptan el Junkspace como un programa político, establecen

regímenes de desorientación dirigida, instigando una política de desarreglo sistemático. No

exactamente de ‘cualquier cosa va’; de hecho el secreto del Junkspace es que es tanto promiscuo como

represivo: mientras que prolifera lo informe, lo formal languidece, y con ello todas las reglas,

reglamentaciones, recursos... el Junkspace conoce todas sus emociones, todos sus deseos. Es el interior

de la panza del Big Brother [Hermano mayor].7 Tiene el primer derecho sobre las sensaciones de la gente.

Viene con pista sonora, olor, pista de grabación; ruidosamente anuncia cómo quiere ser leído: aturdidor,

frío, enorme, abstracto, ‘mínimo’, histórico. Los residentes [prisioneros] del Junkspace forman un colectivo

de consumidores amargamente meditantes en malhumorada anticipación de su próximo gasto, un

montón de períodos refractarios atrapados en un Thousand Year Reign of Razzmatazz [Reino de Mil Años

de Alboroto]. El Junkspace pretende unir, pero en realidad astilla. Crea comunidades no de intereses

compartidos sino de asociación libre, pero de estadísticas idénticas, un mosaico de común

denominador. El ego es despojado de privacidad y misterio, cada hombre, mujer y niño individualmente

vueltos objetos de ataque, espiados, separados del resto. Los fragmentos se juntan sólo por ‘seguridad’,

donde una red de pantallas de video decepcionantemente reensambla disposiciones mágicas en un

cubismo utilitario y trivializado que revela la coherencia total del Junkspace para el destello desapasionado

de guardias someramente entrenados: video-etnografía en su forma bruta. Las superficies más brillantes

en la historia de la raza humana reflejan a la humanidad en su forma más casual. Mientras más

habitamos lo suntuoso, más nos amonestamos. Como si la Gente repentinamente entrara a los cuartos

privados del Dictador, ¿un traje riguroso como último código de etiqueta? –gobierna el acceso al

Junkspace: pantalón corto, zapato de playa, sandalia, pantalón de mezclilla, mochila, chaqueta con

capucha, traje entallado, molletón o tejido de punto.


El Junkspace es mejor cuando se goza en estado de papa moscas postrevolucionario. No hay ninguna

lealtad hacia la configuración, ni condición ‘original’, la arquitectura permanece en tanto que se ha

convertido en secuencia de video... La única certeza es la conversión -continua- seguida, en casos raros

por ‘restauración’. Ese es el proceso que reclama siempre nuevas secciones de historia como extensión

del Junkspace. Así como el Junkspace es inestable, su verdadera posesión está por siempre siendo

pasada en deslealtad paralela. A medida que su escala crece como hongos –rivaliza e incluso aventaja en

eso al Público- su economía se vuelve más inescrutable. Su financiamiento es deliberadamente

brumoso, nublando los tratos opacos, se suspende el impuesto dudoso, incentivos ‘sorprendentes’,

posesión tenue, derechos aéreos transferidos, propiedades reunidas, distritos zonales especiales,

complicidades público-privadas. El Junkspace acontece espontáneamente a través de exuberancia natural

colectiva –el juego libre del mercado- o es generado a través de acciones combinadas de Zares

temporales con grandes registros de filantropía tridimensional, sirvientes civiles (frecuentemente

anteriores izquierdistas) que optimistamente venden franjas de frente de agua [playas de mar, río, lago],

anteriores hipódromos, campos aéreos abandonados, y [check in] /o descuidadas preservaciones TM

[marca registrada] (el mantenimiento de complejos históricos que nadie quiere pero que de alguna

manera no pueden ser destruidos), a agentes de bienes raíces que acomodan cualquier déficit en un brillo

futuro. Fundado por lotería, subsidio, caridad, concesión: un flujo errático de Dólares, Euros y Yenes crea

envolventes financieras tan frágiles como sus configuraciones interiores. Debido a una escasez

estructural, una disminución fundamental –una bancarrota fructífera- cada pulgada cuadrada se vuelve

una codiciada, superficie indigente que depende de un soporte cubierto o abierto, compensación y colecta

de fondos. Para la cultura, ‘ladrillos cincelados donados’, para todo lo demás: efectivo, rentas, alquileres,

cadenas, propaganda de marcas ‘todo el espacio que quepa’. Cada atracción acumula su propia debilidad;

debido a su tenue viabilidad, el Junkspace se traga cada vez más y más programa. Pronto no

seremos capaces de hacer nada en ningún lado.


En el Junkspace la vieja aura encuentra nuevo brillo al procrear viabilidad comercial repentina... Barcelona

amalgamada con los Juegos Olímpicos, Bilbao con el Guggenheim, la Calle 42 con Disney. En lugar de

Vida pública, Espacio público TM [marca registrada]: eso que permanece una vez que se ha removido lo

impredecible. Todos los prototipos del Junkspace son urbanos –el Foro romano, Metrópolis, el

Futuro; sólo su sinergia los hace suburbanos, simultáneamente hinchados y encogidos. El espacio ya no

está relacionado con la densificación y la intensificación sino con la inflación y la deflación. El Junkspace

se expande con la economía; su huella ya no puede hacerse más chica, solamente mayor. Cuando ya no

es necesitado, es abandonado.

Para el tercer Milenio, el Junkspace asume la responsabilidad tanto para entretenimiento como para

protección, tanto para exposición como para intimidad, tanto pública como privada. El seleccionado teatro

de megalomanía, el dictatorial, ya no es político, sino de entretenimiento. A través del Junkspace, el

entretenimiento organiza regímenes herméticos que están basados en la misma noción de ‘concentración’

que nos dieron los campos de concentración.

Concentración de juego, Concentración de golf, Concentración de convenciones, Concentración de cine,

Concentración de cultura, Concentración de vacaciones.

El entretenimiento es como observar el enfriamiento de un planeta que alguna vez fue caliente: sus

invenciones mayores son antiguas; la imagen móvil, el roller coaster [montaña rusa], sonido, caricaturas,

payasos, dinosaurios, noticias, guerra. No tenemos nada que añadir, excepto estrellas, recombinamos.

El Entretenimiento-Incorporado es un imperio de entropía, forzado a atravesar los movimientos por

despiadadas leyes de Copérnico. El secreto de las estéticas incorporadas era el poder de la eliminación, la

erradicación del exceso. La abstracción como camuflaje. En la demanda popular, la Belleza Incorporada se

ha vuelto humanista, incluyente, arbitraria, poética y confortable: el agua es presionada a través de hoyos

muy pequeños, luego forzada por rigurosos aros; las derechas palmas se doblan en posiciones grotescas,

el aire cargado con oxígeno –como si sólo forzando sustancias maleables en el más rígido

comportamiento mantuviera el control, satisficiera la exigencia de exterminar la sorpresa. El color ha

desaparecido para desalentar la cacofonía resultante; unida en sedación... el Junkspace es espacio

como de vacación.



Oficina


Allí había una vez una relación entre ocio y trabajo, un dictado bíblico en apertura y cerrazón. Ahora

trabajamos más duro, clavados en un fin de semana permanente. La oficina es la siguiente frontera del

Junkspace. Ahora que se puede trabajar en el hogar, la oficina aspira a lo doméstico; debido a

que aún se necesita una vida, se simula una ciudad.

El Junkspaces destaca la oficina como el hogar urbano: un boudoir-de-juntas, intrépidas nuevas

esculturas-escritorio, íntimas luces bajas, muros divisorios monumentales, kioscos, mini-Starbucks en

plazas interiores, ‘conectado’ a los otros Junkspace de todo el mundo, reales o imaginados. El siglo XXI

traerá Junkspace ‘inteligente’: nosotros atestiguaremos la agitación y propaganda: la comitiva del CEO8 se

vuelve una ‘dirección colectiva’, el oximorón como visión. En grandes murales digitales: ofertas, CNN9 y la

Bolsa de NY, presentados en tiempo real como un curso de teoría en una Escuela para Automotores.

‘Memoria de equipo’, ‘información persistente’: fútiles barreras contra el olvido universal de lo

inmemorable. Pretendido para el interior, el Junkspace puede fácilmente engullir una ciudad

entera en forma de Espacio Público TM. Primero, se escapa de sus contenedores -lo efímero que

necesitaba la protección de casa tibia emergiendo con una robustez sorprendente- entonces el afuera

mismo es convertido: el peligro eliminado, la calle pavimentada más lujosamente, el tráfico calmado.

Entonces el Junkspace se esparce, consumiendo la naturaleza como un incendio boscoso en LA [Los

Ángeles]... El Junkspace no pretende crear perfección, solamente interés. Voltea lo existente –

cualquier cosa comprometida- en su ventaja, un pintoresco nuevo, incluso un nuevo Gótico,

generado por colisiones entre objetos inmutables y energías arquitectónicas incipiente,

híbridos del olvido y del recuerdo. Sus geometrías son inimaginables, sólo factibles. Un nuevo vegetal

está acorralado por su eficiencia temática. La excursión del Junkspace ha habilitado la profesionalización

de la desnaturalización, un ecofascismo benigno que posiciona un raro tigre siberiano superviviente en un

bosque de máquinas tragamonedas, cerca de Versace. Aire, agua, madera: todo es realzado para producir

una Hiperecología santurrona invocada para regreso máximo. ‘Bosque de lluvia’ o: Walden10 como farsa.

Afuera entre los casinos, las fuentes proyectan edificios enteros estalinistas de líquido, eyaculados en una

fracción de segundo, cerniéndose momentáneamente, entonces retirados con una habilidad amnésica que

incluso el Junkspace no puede aún igualar. ¿Puede amplificarse lo blando? ¿Puede exagerarse la falta de

rasgos?



Aeropuerto



¿A través de altura? ¿Profundidad? ¿Largo? ¿Variación? ¿Repetición? Algunas veces no la sobrecarga sino

al contrario, una absoluta ausencia de detalle, genera al Junkspace. Una condición vaciada de

aterrorizante escasez, prueba impactante de que demasiado puede ser organizado por tan poco. Los

aeropuertos, alojamiento provisional para aquellos yendo a otros lugares, habitado por reuniones unidas

sólo por la eminencia de su disolución, se han convertido en un plato de consumo, democráticamente

distribuidos a través del globo para dar a cada ciudadano una igual oportunidad de admisión (de volverse

residentes)... Complejos enteros están compuestos de tres elementos solamente, repetidos hasta el

infinito, nada más: un tipo de viga, un tipo de ladrillo, un tipo de azulejo, todos pintados en el mismo

color -¿Es trullo [lagar]? ¿Óxido? ¿Tabaco? - Sus simetrías infladas más allá de cualquier esperanza de

reconocimiento. Por ejemplo el DFW (Aeropuerto de Dallas Forth Worth): en una salida licenciosa de lo

derecho, la interminable curva de sus terminales fuerza a sus usuarios a desempeñar la teoría de la

relatividad en busca de la puerta. Su disminución es el aparentemente inofensivo comienzo de una

jornada al centro de una no mitigada nada, más allá de la animación de Pizza Hut, Dairy Queen... ¿Donde

la cultura era más delgada, será la primera en salir corriendo? ¿Es la vacuidad regional? ¿Los espacios

ampliamente abiertos demandan Junkspace ampliamente abierto? Cinturón de sol [parte sur y suroeste

de Estados Unidos]: enormes poblaciones donde nada había: motivos Indios tejidos en alfombras de

pared a pared en PHX [Phoenix]. Arte Público distribuido a través de LAS [Estado de Los Ángeles]: sólo lo

que está muerto puede ser resucitado. La muerte puede ser causada por exceso o escasez de esterilidad;

ambas condiciones suceden en el Junkspace (frecuentemente al mismo tiempo). Lo mínimo es el

ornamento último, el crimen más hipócrita, el Barroco contemporáneo. Este no significa belleza, sino

culpa. Su sinceridad demostrativa conduce culturas completas a los brazos abiertos de lo antinatural del

campo y el kitsch. Aparentemente un alivio de la constante arremetida sensorial, lo mínimo es máximo en

aburrición, una represión clandestina del lujo: mientras más estrictas las líneas, más irresistibles las

seducciones, su papel no es aproximarse a lo sublime, sino minimizar la vergüenza de la consumación,

drenar la turbación, disminuir lo superior. Lo mínimo ahora existe en un estado de co-dependencia

parasitaria con sobredosis: tener y no tener, poseer y anhelar, finalmente derrumbado [el colapso] en una

sola emoción. El Junkspace es como una matriz que organiza la transición de cantidades interminables de

lo Real –piedras, árboles, bienes, luz diurna, gente- en lo virtual.



Plástico


La constante amenaza de la virtualidad en el Junkspace ya no es servida por el ‘plástico’, formica, o vinil,

materiales que sólo ‘abaratan’; montañas enteras son desmanteladas para proveer cada vez más grandes

cantidades de autenticidad, suspendida en soportes precarios, pulidos hasta un estado cegador de

relumbrón, que hace el pretendido realismo instantáneamente elusivo. La piedra sólo viene en carne,

amarillo claro, verde jabonoso, los mismos colores de los plásticos comunistas de los años cincuenta: la

madera toda es pálida: tal vez los orígenes del Junkspace van hacia atrás tan lejos como los primeros

kindergartens...

El color en el mundo real se ve cada vez más irreal, drenado. El color en el espacio virtual es luminoso,

por tanto irresistible. La presentación promedio de Power Point despliega repentinas explosiones de

exuberancia india que el Junkspace ha sido el primero en traducir a la realidad TM, una simulación del

vigor virtual. La ya considerable vastedad del Junkspace es extendida al infinito en el espacio virtual.

Conceptualmente, cada monitor, cada pantalla de TV es un substituto de una ventana; la vida real está

adentro, el ciberespacio se ha vuelto el gran exterior...




1 OMA@work.a+u Architecture and Urbanism: May 2000 Special Issue. Pp. 16-24). Semejante al ensayo que aparece en Harvard

Design School Guide to Shopping, editado por Chihua Judy Chung, Jeffrey Inaba, Rem Koolhaas, Sze Tsung Leong, Taschen GmbH,

Colonia, 2001. Traducción Consuelo Farías-van Rosmalen.

2 Koolhaas, Rem, manuscrito no publicado, Architectural Association School, 1969 [Cuando Koolhaas aún era estudiante]. Como está

citado en: Koolhaas, Rem, Stefano Boeri, Sanford Kwinter, Nadia Tazi y H. Ulrich Obrist, Mutaciones, Edit. ACTAR, sin año, P. 461.

3 LED: (light emission diode) luces de señalización. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).

4 Ur-soup: Juego de evolución donde uno juega (cultiva) sus amibas buenas y otro sus amibas malas buscando cada uno la forma

de reproducir las suyas para que al estar en número mayoritario destruyan a las amibas del contrincante o del otro jugador.

Koolhaas lo aplica al cultivo de la mezcolanza de modas arquitectónicas. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).

5 Travelators: bandas móviles para transportar gente. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).

6 Casba: antiguo barrio y alcazaba musulmana. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).

7 Big Brother: personaje del libro Nineteen Eighty Four de George Orwell. En la historia, Big Brother es la cabeza del estado y

aunque no se le ve en persona hay fotos de él en todas partes con el mensaje “Big Brother te observa”, la expresión es usada ahora

para describir al líder de una organización o un gobierno que tiene completo poder, no permite libertad, y mantiene una cercana

observancia en las actividades de la gente. Orwell, George, 1984, The New American Library, a Signet Classic, 26ª edición, (1a

edición en inglés 1949), Nueva York, 1962. (Nota y traducción de Consuelo Farías-van Rosmalen).

8 Chief Executive Officer: persona a cargo de una gran compañía. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).

9 Cable News Network: estación de cable televisión norteamericana que sólo transmite noticias.

10 Walden, or the Life in the Woods, libro de Henry David Thoreau, llamado así por la laguna en Massachussets, E.U.A. cerca de la

cual vivió. (Nota de la traductora Consuelo Farías-van Rosmalen).